Cuando alguien desde la tierra vea un águila, volando directamente hacia un temible frente de tormenta, podría pensar en la "tonta" decisión del animal, que no huye del fenómeno.
Sin embargo desde la altura, la realidad del águila es muy distinta.
Ella sabe que lo mejor que puede hacer es no dejarse perseguir por las nubes amenazantes. Muy por el contrario sabe que si la enfrenta, la corriente ascendente generada por el mismo viento la empujará hacia arriba y, luego de soportar durante un centenar de metros el torbellino y la oscuridad de las nubes, por fin saldrá al cielo despejado, verá el sol y habrá dejado la temible tormenta a sus pies...
De la misma manera, cuando nos veamos amenazados por un problema, lejos de tratar de huir temporalmente, en cuyo caso seremos perseguidos constantemente por él, podemos elegir enfrentarlo desplegando nuestras alas, tomando conciencia de nuestra grandeza, de todo nuestro potencial y de nuestras capacidades reales...
Cuanto mayor sea el problema, más necesitamos desplegarnos para enfrentar las circunstancias teniendo confianza en que nosotros podremos soportar los momentos tumultuosos convencidos de que el sol y la claridad nos estarán esperando más adelante.
El ave canta, aunque la rama cruja, porque conoce lo que son sus alas. De la misma manera cuando el águila afronta los momentos culminantes de su vida, cuando avizora el final de su existencia, lejos de amedrentarse,
de recluirse o de encerrarse en si misma, realiza el mayor de los esfuerzos de toda su vida en desplegar sus alas de tal manera que la sombra que produzca, sea la mayor jamás vista. De esta manera produce una aerodinamia que la eleva hasta las mayores de las alturas donde encontrará el lugar que ella misma elige para su muerte. La última imagen que puedas tener de un águila siempre será la de la majestuosidad de su figura con sus alas extendidas al máximo.
Realmente es exquisito tu relato, tanta verdad hay este, en que semejanza se encuentra uno en la vida de vez en cuando cuando no se quieren enfrentar los problemas.
Muy buen te felicito amiga
Cariños
Bonita imagern la del águila con las alas extendidas y salvando la tormenta.
Gracias por tu visita y comentario.
Saludos.
Yo prefiero morir acurrucadito y sin que nadie me moleste, sin grandes pretensiones...
Escrito por Curro a las 10 de Agosto 2004 a las 11:45 AMHay un cuento de Mamerto Menapache que se llama "Morir en la Pavada", que tiene mucho que ver con esto que tu has escrito.
Habla sobre las personas que a pesar de haber podido llegar alto como un condor, muere en la pavada. Creo que es lo que les pasa a muchas personas que no valoran el verdadero potencial que tienen o sienten miedo de volar alto.
Ojala que el dia que tenga que dejar este mundo lo deje como un aguila o un condor, me llevarè conmigo la alegria y el deber cumplido de no haber pasado en vano por esta vida.
Yo creo que soy más como el topo o el avestruz; el topo está bajo tierra y así se esconde de sus problemas, el avestruz mete la cabeza bajo tierra y si él no ve el peligro piensa que tampoco el peligro le ve a él,... en fins.
Dark kisses
Escrito por lua a las 10 de Agosto 2004 a las 09:21 PMOjala pudieramos apenas soñar con poseer toda esa majestuosidad. Gracias por tu visita :) Un saludo
Escrito por dido a las 10 de Agosto 2004 a las 09:50 PM
Afrontar los problemas es dificil y en ocasiones es mas sencillo huir de ellos o incluso esconderse....pero no hay nada mas gratificante que plantarle cara y acabar de una vez con la pesadilla, xq como tu bien dices, despues tienes tu recompensa y el color gris pasa de nuevo al azul.